VIDEO: Abinader defiende construcción verja perimetral y pide a comunidad internacional evitar somalización de Haití

España.-El presidente de la República Luis Abinader volvió a quejarse amargamente por la falta de solidaridad los países ricos al acaparar todas las vacunas del COVID-19 de los principales laboratorios del mundo, dejando a las naciones más pobres en el desamparo.

El mandatario, sostuvo que República Dominicana realizó todas las gestiones para ser de los primeros países en recibir la vacuna, pero que los laboratorios luego de acordado decidieron negociar con los países ricos.

«En momentos tan especiales como estos, con acuerdos en diferentes áreas, el apoyo que hemos tenido, la solidaridad, con paises como Estados Unidos y La Unión Europea, en un momento nos sentimos desamparados y creo que ellos deben revisar esa política»

«Nosotros no pedíamos que nos regalaran las vacunas, sencillamente que no nos la quitaran de la lista que ya la teníamos contratadas», sostuvo el mandatario dominicano.

El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, llevará a la Cumbre Iberoamericana de Andorra del próximo miércoles un llamamiento a la solidaridad entre países para poder combatir la pandemia del coronavirus y sus consecuencias a nivel económico y social, sobre todo en las regiones menos desarrolladas.

Facilidades para empresarios.

El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, ofreció este lunes «múltiples oportunidades” para los negocios en su país y proyectos público-privados en un marco de economía «abierta», estabilidad macroeconómica, política y jurídica, transparencia, menos burocracia, incentivos y exenciones fiscales.

«Éste es el mejor momento de invertir en la República Dominicana» en sectores prioritarios de manera privada o por medio de alianzas público-privadas, resaltó en un encuentro con empresarios españoles durante su visita oficial a España.

Impulsará un referéndum para decidir sobre el aborto

El presidente, Luis Abinader, aseguró este lunes que su Gobierno está trabajando en un proyecto de ley para aprobar la celebración de un referéndum para que sean los dominicanos los que decidan sobre la despenalización del aborto, un asunto que «divide a la población» del país.

Yo estoy a favor, pero es una decisión que implica muchos temas, no solo de salud, también religiosos», dijo el presidente en una entrevista este lunes en Madrid con la presidenta de la Agencia EFE, Gabriela Cañas.

Abinader se encuentra de visita oficial en España antes de viajar a Andorra, donde el próximo miércoles se celebra de manera semipresencial por la pandemia del coronavirus la Cumbre Iberoamericana.

Antes de ese viaje participó en una Tribuna organizada por EFE y la Casa de América, donde reiteró su apoyo a la despenalización del aborto, un asunto polémico desde hace años en República Dominicana, y que fue uno de sus baluartes durante la campaña electoral que le llevó a la presidencia.

República Dominicana es uno de los seis países de América que mantienen una prohibición total del aborto, junto con El Salvador, Honduras, Nicaragua, Haití y Surinan

El Presidente Luis Abinader defendió la construcción de la verja perimetral que construirá el gobierno dominicano en la frontera con Haití.

Llamó a la comunidad internacional a tener una mayor participación en la construcción de una solucióón pacifica en Haití.

Dijo que República Dominicana por razones históricas no debe ser mediador en la crisis de inestabilidad política que vive el país de Haiti.

Llamo la atención de la comunidad internacional a evitar que Haití continue en una ruta hacia la “somalización”

Somalización

  Es una nueva palabra para designar la destrucción violenta en un Estado del orden jurídico, la autoridad y los derechos de las personas a manos de grupos rivales que luchan por el poder.

            La palabra proviene de Somalia  —país situado en el noreste de África, con 11’250.000 habitantes en el año 2017—,  que fue colonia británica en su parte norte e italiana en el sur, que alcanzó su independencia en 1960 y que, desde entonces, se vio envuelto en interminables conflictos entre tribus y clanes. A fines de los años 60 tomó el poder Siyad Barre, quien estableció un régimen de marxismo primitivo y tropical y alineó a Somalia con el bloque soviético. En enero de 1991 fue derrocado Barre, en el marco de una serie de golpes de Estado y de sangrientas convulsiones políticas que se produjeron en Sudán, Djibuti, Eritrea, Etiopía y en toda la zona denominada el “cuerno de África”. La caída del gobierno produjo un estado de caos y se abrieron luchas sangrientas entre las tribus y los clanes. En el norte combatieron las fuerzas armadas de Mogadiscio contra el movimiento rebelde de las tribus issas, que pretendió alcanzar unilateralmente su independencia para formar un nuevo Estado denominado Somaliland. En el sur se inició una lucha salvaje entre dos líderes de la misma tribu, que actuaron juntos en el derrocamiento de Barre: Ali Mahdi Mohamed, quien se proclamó Presidente Interino, y el general Mohamed Farah Aidid. Ambos pertenecen a la tribu de los hawiyé, aunque son miembros de distintos clanes: del abgal el primero y del habr guedir el segundo. Ellos se enfrascaron en encarnizados combates por el control de Mogadiscio, la capital de Somalia. La lucha se generalizó y progresivamente degeneró en pillaje, saqueo y matanzas indiscriminadas. Miles de muertos quedaron en las calles. La economía del país sufrió un colapso. La hambruna se apoderó de la población. Decenas de miles murieron de inanición. Bandas armadas  —como los Wardhilgleey o los Shiftas—  asaltaban los convoyes de alimentos y medicinas enviados por organizaciones humanitarias internacionales para revenderlos fuera de las fronteras somalíes. Los puertos, aeropuertos y carreteras fueron tomados por grupos de malhechores armados para cobrar “tasas”, “contribuciones” y “peajes” por el paso de los abastecimientos y las mercaderías dedicadas a la población hambrienta, aunque después fueran saqueadas y no llegaran a su destino. Según informaciones de las Naciones Unidas, 350.000 somalíes murieron por efecto directo de la guerra civil o por la hambruna a que condujo el colapso de la producción.

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